El corazón multiplicado
La mayoría de los inmigrantes tienen el corazón dividido.
Seguramente conoceremos muchos vecinos, amigos, alumnos, sus padres, compañeros de trabajo, … Tienen el corazón dividido, porque se les rompió al tener que dejar su hogar, su tierra, su familia, sus orígenes, y allí se les quedó un trozo. Y el otro trozo, el que trajeron al nuevo lugar, echa tanto de menos su otra mitad, la quiere tanto, que siempre mira en esa dirección, y no está disponible para querer y apreciar lo que tiene ahora delante, su nueva realidad. Siente que la mitad que se dejó en su tierra está esperándolo, como Penélope a Ulises, y no puede volver a enamorarse de la nueva tierra, porque sería tanto como serle infiel.
Muchos profesionales de la enseñanza tenemos alumnos en nuestras aulas que no tienen permiso para mirar su nueva realidad, para quererla, para aceptarla, porque en lo más profundo de su corazón, y aunque no puedan ponerle palabras, sienten que hacerlo sería traicionar a los suyos.
También puede darse el caso de aquellos a los que no les está permitido recordar de dónde vienen, que creen que borrando el pasado están más disponible para el presente, sin darse cuenta de que la fuerza de una persona viene de sus raíces.
Pero por suerte, se puede ser inmigrante y tener el corazón multiplicado. Y eso se hace sumando. Se puede tener dos pueblos, dos lenguas, dos culturas (o más) y querer a lo uno no significa dejar de querer a lo otro. Hellinger nos explicó que solo se puede dar lo que se tiene. Cuanto más amor tengas por tu cultura de origen, más la estudies, la honres, la dignifiques, más podrás querer, honrar, dignificar y respetar la cultura y los orígenes de los demás y la del país en el que vives.
Y aquí es donde los docentes tenemos un gran papel para ayudar a nuestros alumnos a sumar, a quedarse con lo mejor de sus orígenes y aprender de lo nuevo, a integrar, a hacer de puente entre el lugar de donde vienen sus padres y el lugar en el que nacerán sus hijos. Entender que integración no es olvidar una cosa para aprender otra, sino que el alma de las personas es lo suficientemente grande para amar a todos. Si queremos una sociedad en paz tendremos que dejar atrás el juicio a las otras culturas, y hacer una mirada desde arriba. Tendremos que dejar de dividir y restar, para sumar y multiplicar.
Crédito de la imagen: https://www.scoopnest.com/es/user/amilcarespitia/858458026268913664-en-toda-relacion-no-logramos-ver-todo-lo-que-guarda-un-corazon-sin-embargo-fluye-el-amor-y-asi-es-que-nos-hemos-multiplicado