Tu hijo tiene padre

 Os sonará un tanto raro este título ¿no? Tu hijo tiene padre. 

Aunque os suene raro, no es poco habitual oír decir a un niño en el cole «yo no tengo padre». 

Da igual si lo ha conocido o no, si murió, si os abandonó a ti y a él cuando era pequeño, si es un maltratador, un delincuente, un drogadicto, o simplemente no lo soportas porque se fue con otra más joven y se mudó al chalet vista mar de tus sueños y tú te quedaste en tu pisito de 70 m2 que te cuesta trabajo pagar. 

O si es un donante de semen. 

Tu hijo tiene padre. 

Y ahora que es pequeño, tal vez te creas la ilusión de que puedes protegerlo de él, y de todo el daño que os hizo. Pero te voy a hacer un spoiler. En la adolescencia no será así. En la adolescencia tu hijo necesitará la energía masculina de su padre para salir al mundo (especialmente si es un hombre, pero las chicas también). 

Puede ser que tenga otros adultos hombres sanos de referencia (abuelos, tíos, hermanos mayores, incluso una nueva pareja de la madre), pero solo le servirán de referencia masculina si respetan a su padre biológico (esto aplica también para los padres adoptivos). 

Pero si tu adolescente empieza a presentar síntomas como agresividad, consumo de drogas, tabaco, alcohol, saltarse todas las normas, suspender en el instituto, volverse insufrible … 

Tú te preguntarás ¿qué he hecho mal? Pero si lo he educado con buenos valores, y he hecho todo lo posible porque sea educado, respetuoso, buena persona … ¡que no se parezca a su padre, vaya!

Pues ya te lo estarás imaginando, ahí precisamente está el fallo. Un hijo siempre es fiel a los dos progenitores, especialmente al que siente más débil, al excluido. Cuanto más pretendas alejarlo de su padre, más se fidelizará con él. 

¿Y qué puedo hacer? Te preguntarás. 

Primero, no culpabilizarte. No tenías esta información. El pasado no se puede cambiar, no te flageles. No tenías el estado de conciencia necesario, pero ahora sí lo tienes. Ahora te ha llegado la información, es hora de cambiar. 

Segundo. Preséntale a un padre sano. Háblale bien de él, recupera los momentos buenos, los que hicieron que os enamorarais y estuvieseis juntos. Explícale cosas buenas del pasado en el que estabais juntos. 

Agradece a ese hombre. Dale las gracias. Gracias a él tienes a tu hijo. Si alguna vez has deseado que no hubiese aparecido en tu vida piensa que eso implicaría que tu hijo no estuviese aquí. No puedes no desear haberlo conocido. Aunque sea fruto de una noche loca.  Tú hijo pagará las consecuencias. 

Ya sé que hay casos graves, en mi experiencia en tutoría con familias he encontrado casos de todo tipo, incluyendo la violación y los abusos sexuales. Y sé que en estos casos es muy, muy, muy difícil perdonar. Pero recuerda que, de todo lo que haya podido pasar, tu hijo es inocente. 

Te recomiendo el siguiente ejercicio. 

Visualiza al padre de tu hijo y dile mentalmente:

GRACIAS, por la vida de nuestro hijo. 

LO SIENTO, por la parte que yo hice mal. 

PERDONA, si te he juzgado, criticado, deseado mal.

TE QUIERO, pues en el 50 % del ADN que nuestro hijo lleva tuyo, te sigo queriendo.

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