
Divorcio con hijos
Cuando dos personas toman la decisión de divorciarse, tienen por delante un proceso más o menos largo de aceptación y de duelo. Es inevitable que los implicados pasen por etapas de emociones intensas, de tristeza, rabia, melancolía, y un largo etcétera.
Pero si los implicados tienen hijos, es importante que tengan en cuenta algunas cosas.
Primero, es necesario separar pareja de parentalidad. El cónyuge que toma la decisión de la ruptura, el que toma la iniciativa, es el que suele adquirir el rol de «culpable» (aunque solo en apariencia, porque en constelaciones se ve muchas veces que ni los culpables son tan culpables, ni las víctimas lo son tanto). El/la abandonado/a tiene tentaciones de separar a sus hijos de esa mala persona, impidiéndole que la vea, poniendo trabas al régimen de visitas, etc. Que se haya ido con otro/a, que no cumpla con el pago de la pensión, que no tenga trabajo, y un largo etcétera de excusas, no lo anulan como padre/madre.
Que ya no sea mi pareja, que ya no me quiera a mí, no significa que no quiera a su hijo. Después del divorcio dejará de ser mi pareja, pero nunca, nunca, dejará de ser el padre/ madre de tu hijo/a. No lo olvides.
La segunda cuestión es la importancia de mirar al otro cónyuge con amor, respeto y agradecimiento. Ahí es nada, me diréis. Pero con todas las putadas que me ha hecho … Pretendes que le agradezca ¿qué?
Pues te habrá hecho muchas putadas, pero también te ha dado el regalo más grande que te podían hacer. Sin él/ella, no tendrías a tu hijo/a. Y no solo debes agradecerle la vida a él, sino también a todo su sistema familiar, porque sus padres, abuelos, bisabuelos, etc. también conforman el sistema familiar de tu hijo.
Debes hablar bien de él, aunque tu hijo no esté delante. Aunque no te oiga despotricar de tu ex, la energía, la vibración le llega igual. Y si hablas mal de tu ex, también le estás hablando mal al 50 % del adn de tu hijo que pertenece a su padre/madre. Así de simple. Y eso especialmente en el caso de los hijos varones que oyen hablar mal de su padre, cuando es pequeño lo debilita, pero en la adolescencia le hace desarrollar una rabia … que ni el increíble Hulk.
La tercera cuestión importante es no poner al hijo/a en medio de las discusiones y las decisiones de los adultos. Frases como «Pues dile a tu padre que me pague la pensión …» O «¿con quién prefieres vivir, con papá o con mamá?», etc., lo hacen poner en un rol, en un papel que no les toca. Las discusiones, los reproches, pero también las decisiones importantes, son temas exclusivamente de los adultos. Pretender que un niño tome partido por uno de los dos, o que tome una decisión que solo corresponde a un adulto, lo debilita.
No digamos ya, lo que es para el hijo tener que sostener la debilidad de sus padres. Si un adulto está mal emocionalmente, puede ir al psicólogo, o hablar con familiares, o
amigos también adultos. Pero resulta una carga muy pesada para el pequeño tener que consolar a su padre deprimido, a su madre sin trabajo, … por poner algunos ejemplos.
Un divorcio es un proceso duro, por eso es muy importante hacerlo de manera ordenada. La terapia sistémica y las constelaciones familiares ayudan a poner orden en el caos temporal que se crea, y el acompañamiento emocional sistémico resulta eficaz para devolver cada emoción a quién realmente le corresponde.
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